España, en la buena senda de la Seguridad Vial.

25.000 víctimas menos. Un 50% menos de fallecidos en las carreteras europeas. Ése es el objetivo de la Unión Europea para el 2020, y España va por buen camino.

Las autoridades comunitaria establecieron ya en la década pasada una serie indicadores que sirven para medir el éxito en el camino para reducir a la mitad el número de fallecidos en accidente de tráfico. De esos indicadores seleccionados (13 en total) recogidos en el Plan Estratégico de Seguridad Vial 2001-2020, dos de ellos ya han sido alcanzados por España: «reducción de un 25% de conductores de 18 a 24 años fallecidos y heridos graves en fin de semana», y un «20% menos de fallecidos y heridos graves usuarios de motocicleta». Y todo ello ocho años antes de la fecha prevista. Y para este 2014 se está a punto de alcanzar los indicadores de «reducción del 30% de fallecidos por salida de vía en carretera convencional» y el indicador de la «tasa de fallecidos por millón de habitantes».

También por el buen camino vamos con otros seis indicadores: «reducción de un 35% del número de heridos graves», «reducción de un 30% de  fallecidos por atropello», «cero fallecidos en turismo en zona urbana, «30% menos de fallecidos in itinere» (de camino o a la vuelta del trabajo) y la «reducción en un 50% el porcentaje de vehículos ligeros que superan el límite de velocidad en más de 20 km/h».

Sin embargo, los españoles tenemos tres importantes asignaturas pendientes, en las cuales no sólo no hemos aprobado sino que estamos empeorando nuestras cifras; son las correspondientes a los indicadores de «cero fallecidos sin sistema de retención infantil» (en 2012, 15 menores fallecidos iban sin ningún sistema de retención), otro es el del «10% menos de conductores fallecidos mayores de 64 años» y el último el de conseguir «un millón más de ciclistas sin que aumente su tasa de mortalidad».

Estas cifras, que demuestran el compromiso de los españoles con la seguridad vial, tiene tres lecturas: Por un lado, que queda camino por recorrer en la lucha contra la siniestralidad en las carreteras, sobre todo en los indicadores en los que aún suspendemos; por el otro, que la consecución de algunos de estos objetivos con tanto tiempo de antelación debe servir para incentivarnos en la búsqueda de nuevos retos; y finalmente que, aunque España está en la senda de lo correcto, los españoles no debemos dormirnos en los laureles en una tarea tan necesaria como la seguridad vial y tenemos que seguir trabajando para que los indicadores sigan mejorando y en ningún caso empeorando.

Sin duda en esta labor todos tenemos responsabilidades, pero a los ciudadanos de a pie se nos presenta una doble misión: Hacer autocrítica con nosotros mismos tratando de mejorar en nuestra conducción, y exigir a nuestros políticos que se trabaje duro en este campo, tomando nuevas medidas preventivas e invirtiendo sin racanear en el mantenimiento y la mejora de nuestras infraestructuras. La vida de 25.000 cada año están en juego.

Fuente: DGT Prensa